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La carrera de los ICBMs


Nueva guerra de los ICBMs


El 26 de diciembre de 2019 y el 25 de abril de 2018 veíamos como el Eurockot y el Rockot llegaban a su fin como lanzadores orbitales comerciales. Siendo el caso anterior el del lanzador Dnepr-1, que con motivo del conflicto en Ucrania, hallaba su fin el 25 de marzo de 2015. Lo que suponía de facto el fin de los lanzadores rusos basados en misiles balísticos.

Lanzador Rockot (Wikipedia).

Lanzador Dnepr-1 (Space Launch Report).

Pero, ¿Es este el fin de este tipo de lanzadores y el comienzo del reinado de los lanzadores fabricados ex-profeso en Rusia, como el Soyuz 2-1v (2013) de RKTs Progress y el Ángara 1.2 (2014) de JSC Khrunichev?

Lanzador Soyuz 2-1v (Wikipedia).

Lanzador Ángara 1.2 (Roscosmos).

Primero hemos de ver un poco del bagaje de estos lanzadores basados en los temibles ICBMs (Inter-Continental Ballistic Missile). Los cuales siempre han supuesto un abaratamiento de los costes desarrollo, producción y operación de los servicios de lanzamiento orbital, habiendo sido los fondos públicos destinados a la defensa nacional los que amortizarán estos vehículos de lanzamiento antes de su decomisado y uso comercial; haciendo muy competitivos los precios de los servicios de lanzamiento asociados.

Desde un principio, la línea que ha separado un lanzador espacial de un producto de los programas misilísticos de una nación ha sido siempre tenue, con casos extremos como el de Irán o Corea del Norte, en el extremo de proximidad esta relación; o como el caso de Japón y Europa, en el extremo opuesto de lejanía entre ambos mundos.

Familia de lanzadores espaciales y misiles de Corea del Norte en 2012 (GlobalSecurity.org).

Familia de lanzadores espaciales y misiles de Irán en 2013 (GlobalSecurity.org).

Familia de lanzadores espaciales L, M, N, H y Épsilon de Japón (Historicspacecraft.com).

Familia de lanzadores espaciales europea Ariane, a falta del Ariane 6 (Pinterest).

No obstante, en el caso soviético-ruso, dado el fuerte impulso que tuvo desde los años 1940 hasta la actualidad su programa de misiles balísticos; el cual se volcó a su vez en las aspiraciones espaciales de los propios diseñadores soviéticos, lo que hizo que, desde un principio, se utilizaran misiles balísticos reconvertidos para poner satélites en órbita, como con el Sputnik (primer satélite en órbita) lanzado en 1957 por un misil R-7 (base de las familias de lanzadores Vostok, Voskhod y Soyuz) y el Kosmos-1 lanzado en 1961 por el cohete Kosmos, basado en el misil R-12 (base del R-14 y la familia de lanzadores Kosmos).

Misil y lanzador R-7 lanzando el Sputnik-2 en 1957 (TimeToast).

Lanzador Kosmos basado en el R-12 en los años 1960 (Russian Space Web).

Esta situación siguió evolucionando con el desarrollo de lanzadores espaciales basados en diseños de misiles que iban quedando obsoletos o decomisados por compromisos entre potencias nucleares (acuerdos SALT, START e INF) durante el régimen soviético. Son ejemplos la familia de lanzadores Kosmos (Kosmos (1961), Kosmos-1 (1964), Kosmos-2M (1965), Kosmos-2I (1966), Kosmos-3 (1966) y Kosmos-3M (1967), derivados de los misiles R-12 e R-14), la familia de lanzadores Tsyklon (Tsyklon-1 (1967), Tsyklon-2 (1969) y Tsyklon-3 (1977), basados en los misiles R-36) y el propio Rockot de 1990 (derivado del misil UR-100N). El R-7, por otra parte, dado su pobre desempeño como misil, sería desarrollado exclusivamente como lanzador espacial.

Kosmos, Kosmos-2M o Kosmos 2I (Gunter’s Space Page).

 Kosmos-1, Kosmos-3 o Kosmos-3M (B14643.de).


Tsyklon-1, Tsyklon-2 o Tsyklon-3 (Astronautix.com).

No obstante, sería el final de la Guerra Fría el que traería nuevos lanzadores basados en misiles balísticos, fruto del desarme post-soviético. Unos, estructurados como salvavidas y sustento de las industrias que habían quedado fuera de las fronteras de Rusia, como la línea de montaje de los misiles balísticos R-36 y R-36M, la cual se buscó mantener viva mediante el veterano Tsyklon-3 (R-36) y el nuevo Dnepr-1 (R-36M) de 1999. Y otros, como impulso de iniciativas empresariales rusas para dar salida comercial a la tecnología misilística desarrollada por los soviéticos, como el Rockot y Strela (UR-100NU, 2003) de JSC Khrunichev, el Kosmos-3M de NPO Polyot, el Start-1 (1993) del MITT, el Burlak (1995) de MKB Ráduga, el Volna-Shtil’ (1995) de JSC Makeyev o el Ishim (2006) de MiG y del MITT.

 Lanzador Strela (Pinterest)

Lanzador Start-1 (Flydynamikern).

Propuesta de lanzador Burlak (Daniel Marin Naukas).

 Lanzador Volna-Shtil’ (The Planetary Society).

Propuesta de lanzador Ishim (Rusadas).

Tan sólo saliendo adelante el Tsyklon-3, el Dnepr-1, el Rockot-Strela, el Kosmos-3M, el Start-1 y el Volna-Shtil’. Aunque con la adquisición por parte de JSC Khrunichev de NPO Polyot, Khrunichev suprimió el Kosmos-3M, por ser una competencia directa para su Rockot y Strela. Caso que se repetiría en la puesta en marcha de los lanzadores Ángara, fabricados por NPO Polyot como filial de Khrunichev; frente a la retirada de los obsoletos cohetes Rockot y Protón, fabricados por la Khrunichev como matriz. Mientras que, el Start-1 y Volna-Shtil’ se vieron truncados por problemas de fiabilidad y posterior reactivación del stock de los misiles base de los lanzadores, los RT-2PM, R-29R (reconvertidos en R-29RM) y R-29RM, para las Fuerzas Estratégicas Rusas. Del mismo modo que el Tsyklon-3 se convirtió en una mera cuestión nacional de Ucrania, alejada del asunto que nos ocupa. Restando sólo como contendientes el Rockot y el Dnepr-1, este último orientado casi exclusivamente al mercado y colaboración internacional.

No obstante, todo ha cambiado a día de hoy, el Kosmos-3M en 2010, el Dnepr-1 de JSC Kosmotras en 2015 y el Rockot y Strela en 2019 han ido sucumbiendo. A la vez que los stocks de misiles a punto de ser retirados se incrementan, pudiendo llegar a ser de 70 unidades de RT-2PM (RT-2PM2), más de 112 unidades de R-29RM (R-29RMU2) y de unas 46 unidades de R-36M (R-36M2); los cuales quedarán disponibles cuando los RT-2PM2 y R-36M2 sean finalmente sustituidos por los nuevos RS-24 (versión moderna del RT-2PM2) y RS-28 (versión moderna del R-36M2) en los años 2020; y los submarinos clase Delta IV, portadores de los R-29RMU2, sean relevados por la nueva clase Borei con nuevos misiles RSM-56 en los años 2030.

Por lo que se podría retomar el remozado de los R-36M, los R-29RM y los RT-2PM por parte de Glavkosmos (sucesora de ISC Kosmotras en la gestión del Dnepr), de JSC Makeyev (productor de los R-29R, Volna, R-29RM, R-29RMU, R-29RMU2, Shtil’ y RS-28) y del MITT (productor de los RT-2PM, RT-2PM2, Start-1, Ishim, RSM-56 y RS-24) para ser lanzados desde Yasni, Plesetsk, Svobodny o submarinos clase Delta IV decomisados para el mercado de lanzamientos nacional e internacional.

ICBM RS-28 Sarmat (Missile Threat - CSIS).

ICBM RS-24 Yars (Big World Small Talk).


SLBM R-29RMU2 Layner (Military-today.com

Además, JSC Khrunichev parece querer sumarse a la nueva carrera de los ICBMs convertidos en lanzadores espaciales con su propuesta de un Rockot-M y Strela-M, elaborados con UR-100Ns y UR-100NUs descartados por el gobierno ruso para ser Rockot y Strela, por la necesaria contribución de proveedores de nuevos componentes rusos y ucranianos en su remozado. Lo que hace que estos sean un improbable competidor, al requerir ser fabricados; sumando la difícil situación por la que pasa dicha empresa por la pérdida de cuota de mercado internacional y la difícil retirada del Rockot, Strela y Protón en 2019, habiendo retrasado y abandonado de forma negligente la puesta en marcha de los lanzadores Ángara A1.2 (2014) y Ángara A5 (2015) para suplirlos.

Quién sabe si en los años 2020 y 2030 veremos nuevos lanzadores espaciales basados en misiles balísticos en Rusia, o ya es el momento de que el país eslavo renuncie a utilizar sus misiles como lanzadores en favor de lanzadores espaciales específicos, como el Soyuz 2-1v y Ángara 1.2. ¿Y si esta guerra de los ICBMs comienza de nuevo, podrá tener oportunidades JSC Khrunichev de ganarla otra vez? ¿O quién será el vencedor?
  

Fuentes:

























Comments

  1. Parece que el desarrollo del lanzador espacial basado en el ICBM UR-100N o UR-100NU, el Rockot-M, sigue su curso:

    https://tass.com/science/1167831

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  2. También, el lanzador Start-M, basado en los ICBM RT-2PM y RT-2PM2, parece seguir adelante como proyecto de colaboración internacional entre Rusia y Arabia Saudí:

    https://mundo.sputniknews.com/espacio/201910141088970959-rusia-y-arabia-saudi-invertiran-en-desarrollo-y-comercializacion-de-cohetes-rusos-start-1/

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